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Al regresar de tus vacaciones en la playa seguro vas a querer presumir tu bronceado, pero ten cuidado en exponerte demasiado y llegar a causar daños en tu piel, lo mejor será estar prevenidos teniendo en cuenta los siguientes tips para el cuidado de tu piel mientras consigues ese bronceado que tanto has buscado.
El bronceado tiene mil caras tantas como tipos de piel, niveles de protección y tiempo de exposición. Rendir culto al sol en cuerpo y alma exige una serie de cuidados en cadena porque no es lo mismo enfrentarse a él con precaución que con desenfreno. La mejor actitud consiste en medir el tiempo y calcular los filtros de protección para ganarse el bronceado poco a poco y con total seguridad.
En cualquier caso, hacer horas extras en la toalla precipita el fotoenvejecimiento prematuro, además del cáncer cutáneo. Hay que aprender el arte de escapar de su radio de acción. Buscar las primeras horas del día y las últimas de la tarde, cuando sus efectos son menos incisivos.
Filtros solares y fototipos
La intensidad del bronceado está determinada por nuestro fototipo de piel. Existen 6 fototipos diferentes que están relacionados con el tono de piel y cabello. Los fototipos claros más desprotegidos de forma natural son los que deben utilizar filtros de protección más elevados.
Mimos extra para los niños
Entre los grandes grupos de riesgo están los niños menores de un año, jóvenes y los fototipos I (piel blanca, ojos azules y cabello rubio), aunque cualquier tipo de piel se puede volver intolerante o reactiva, sobre todo si ha cometido muchos excesos.
Quienes peor lo pasan son las pieles hipersensibles que padecen grandes picores. Menos mal que el agua fresca no está contraindicada, pero mejor una ducha a la sombra.
Consejos bajo el sol
El sol tiene unas normas de uso muy fáciles de seguir:
1. Los tres primeros días de sol son los más peligrosos, por lo que las exposiciones deberán ser breves y con un factor de protección alto o extremo según el fototipo de piel.
2. Los bronceadores se deben aplicar por la mañana, como mínimo 20 minutos antes de tomar el sol.
3. A lo largo del día se debe renovar la aplicación dependiendo del roce con la toalla y los chapuzones en el mar o piscina.
4. En cualquier caso, no se debe permanecer al sol más de 45 minutos diarios.
5. Tomar el sol mientras se pasea es más sano y broncea mejor todo el cuerpo que estando tumbado.
6. Los días nublados tampoco hay que olvidarse de aplicar la protección ya que el sol sigue actuando, incluso provocando quemaduras.
7. Al final llega la hora del after-sun, que permite a la piel resarcirse del calor y la fiebre acumulados bajo el sol. Es el momento de calmar cuanto antes la sensación de ardor, picor y tirantez desde la punta del pie al cabello. Hidratar, hidratar y vuelta a hidratar.
Fuente: Cómo elegir el mejor bronceador para tu piel